Doña Rubiela, una señora valiente, noble, dulce, paciente que ha logrado a través de las flores ser ejemplo de superación y constancia para su familia.
Este arte lo aprendió de su madre Ana Sofía, quien creó la floristería cuando doña Rubiela era niña y ella se lo ha transmitido, a su vez, a su hija Lina Jhoana para tranquilidad de los caicedonitas que podrán tener estos bellos arreglos por muchos años más.